El presidente de EE. UU., Donald Trump, endurece su discurso y ordena acciones militares tras las protestas que paralizaron Los Ángeles por redadas migratorias masivas.
En un ambiente de tensión creciente, el presidente Donald Trump lanzó una nueva ofensiva contra las protestas en Los Ángeles, calificando la ciudad como “invadida por inmigrantes ilegales y criminales”, y ordenando el despliegue de 2.000 soldados de la Guardia Nacional sin el aval del gobernador Gavin Newsom. El mandatario aseguró que estas manifestaciones “solo fortalecen su determinación” de continuar con las deportaciones.
Las protestas, que estallaron tras al menos siete redadas del ICE en el condado angelino, han congregado a cientos de personas, incluyendo familias con niños, en rechazo a lo que consideran una “militarización injustificada” de su ciudad. Manifestantes se enfrentaron con la policía y bloquearon por horas la Autopista 101, mientras ondeaban banderas de distintos países en un acto simbólico de unidad y diversidad.
En respuesta, el LAPD declaró “asamblea ilegal” y utilizó gases para dispersar a la multitud. Trump, por su parte, elevó aún más el tono: culpó a la “izquierda radical” de instigar los disturbios y advirtió que, desde ahora, no se permitirá el uso de máscaras en protestas, una medida que genera preocupación entre defensores de derechos civiles.
Tanto el gobernador Newsom como la alcaldesa Karen Bass pidieron mantener la protesta pacífica y criticaron la intervención federal sin autorización estatal. La situación ha escalado hasta convertirse en un choque abierto entre el gobierno federal y autoridades locales, con miles de vidas de migrantes en juego y una ciudad bajo presión.
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