Una grieta evidente se abrió entre el presidente Gustavo Petro y su exaliado cercano Gustavo Bolívar, luego de que el mandatario interrumpiera un evento público para marginar al director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), anticipando su salida del cargo por aspiraciones presidenciales.
El hecho ocurrió el viernes 9 de mayo en Tibú, Norte de Santander, donde Petro, visiblemente molesto, dijo: “Persona que renuncie porque tiene una aspiración, ya se va”. Una declaración que no solo selló la salida inmediata de Bolívar, sino que dejó al descubierto una tensión creciente entre ambos.
Según el periodista Juan Diego Quesada, corresponsal de El País de España, Petro le habría pedido personalmente a Bolívar que no se lanzara a la presidencia en 2026, advirtiéndole que perdería y que su candidatura podría afectar el proyecto de cambio progresista que el Gobierno intenta consolidar. Incluso, Petro habría reaccionado con enfado ante la portada de Semana que posicionaba a Bolívar como favorito: “Te están inflando para vencerte”, le habría dicho el presidente.
Aunque Bolívar lidera las encuestas con un 11,8% según Invamer, superando a Sergio Fajardo (9,5%) y Vicky Dávila (8,3%), Petro no lo considera el relevo ideal. En cambio, otras figuras como Luis Gilberto Murillo, aunque también distanciadas del presidente, podrían entrar en el radar como posibles cartas de sucesión dentro del progresismo.
Lo que está en juego no es solo una candidatura, sino el legado de Petro y la continuidad del “cambio”. La fractura con Bolívar representa un dilema: ¿quién puede representar ese proyecto sin dividir al movimiento?
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