Las deportaciones masivas de migrantes irregulares en Estados Unidos amenazan con provocar una reducción significativa en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, estimándose que entre el 2,6% y 6,2% del PIB podría verse afectado en los próximos diez años, según diversos estudios económicos.
En 2022, los migrantes, tanto documentados como indocumentados, aportaron más de 4,6 billones de dólares a la economía estadounidense, con contribuciones fiscales que incluyeron 96.700 millones de dólares solo en impuestos, cifra que superó el presupuesto de programas como Medicare. Sin embargo, las recientes políticas de deportación del gobierno de EE. UU., especialmente las impulsadas durante la presidencia de Donald Trump, están generando preocupaciones entre empresarios y economistas.
Sectores clave de la economía, como la construcción y la agricultura, podrían ser los más perjudicados por la pérdida de mano de obra inmigrante. En Nueva York, por ejemplo, más de 48.000 trabajadores irregulares en la construcción representan una cuarta parte de la fuerza laboral del sector. La falta de estos trabajadores podría incrementar los costos de producción y generar una mayor inflación, advierten analistas.
Además, el éxodo de migrantes también está afectando la operación diaria en ciudades como Chicago y Nueva York, donde la ausencia de trabajadores esenciales ha provocado una desaceleración en diversas industrias. Según la American Business Immigration Coalition, algunos negocios han reportado caídas del 50% en sus operaciones, lo que resalta el impacto inmediato de las deportaciones en la economía estadounidense.
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