Un estudio innovador en ratones ha revelado que el gas xenón, utilizado comúnmente como anestésico, podría ofrecer un tratamiento neuroprotector prometedor para la enfermedad de Alzhéimer al estimular el sistema inmunológico cerebral y reducir la neuroinflamación.
El xenón, un gas noble incoloro e inodoro, ha mostrado efectos sorprendentes en la prevención del deterioro cognitivo en modelos animales de Alzhéimer. El estudio, realizado en el Brigham and Women’s Hospital, descubrió que la inhalación de este gas podría mejorar la respuesta microglial del cerebro, una célula inmunitaria clave en la eliminación de las proteínas tóxicas tau y beta-amiloide, características de la enfermedad.
Lo más destacado del descubrimiento es que el xenón puede atravesar la barrera hematoencefálica, lo que lo convierte en un candidato ideal para el tratamiento de Alzhéimer, un reto para muchos medicamentos tradicionales. Los ratones tratados con el gas mostraron una notable mejora en su actividad y en la construcción de nidos, lo que indica un efecto positivo sobre su función cognitiva.
Actualmente, los investigadores están llevando a cabo un ensayo clínico de fase 1 para evaluar la seguridad y la dosificación del xenón en humanos. Con este avance, se abre la posibilidad de un enfoque completamente nuevo para tratar la enfermedad de Alzhéimer, que podría ofrecer esperanza a millones de personas.
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