El gobierno de Nayib Bukele ha lanzado una nueva fase del plan “Cero Ocio”, que ahora pone a presos no pandilleros a fabricar mobiliario escolar como parte de su proceso de reinserción.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, continúa dando forma a su polémico modelo penitenciario con una nueva medida que está dando de qué hablar: ahora los presos que no tienen vínculos con pandillas están siendo utilizados para fabricar pupitres destinados a las escuelas públicas del país. Esta acción se enmarca en el plan gubernamental “Cero Ocio”, que busca convertir el tiempo de prisión en una etapa de trabajo productivo y con impacto social.
Según el gobierno, la estrategia tiene como objetivo evitar que los reclusos permanezcan inactivos y, en cambio, brindarles la oportunidad de “corregir los errores del pasado” mediante trabajos que beneficien a las comunidades. Miles de internos ya participan en estas labores, que no solo incluyen la fabricación de pupitres, sino también tareas en agricultura, limpieza y mantenimiento de espacios públicos.
Bukele ha sido enfático en que estas actividades están reservadas exclusivamente para reclusos no relacionados con estructuras criminales, como parte de un proceso que pretende fomentar la disciplina, el orden y el desarrollo de habilidades laborales útiles una vez los internos recuperen su libertad.
El plan, aplaudido por algunos sectores como una apuesta por la rehabilitación, también ha sido criticado por otros que lo ven como una estrategia de propaganda que refuerza el discurso de mano dura del gobierno, sin garantizar condiciones laborales dignas para los privados de la libertad.
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