A partir del 2 de mayo, Colombia dejará de importar vehículos y piezas fabricadas bajo los estándares de Estados Unidos, debido a un cambio en la reglamentación técnica que afecta el comercio bilateral. Esta decisión generará pérdidas económicas y podría poner en peligro miles de empleos.
La medida, que entrará en vigor en menos de una semana, pone en pausa la importación de vehículos estadounidenses a Colombia. La modificación que trajo esta controversia ocurrió durante el gobierno del expresidente Iván Duque, cuando se cambió el esquema de certificación de vehículos. Ahora, el país exige que las automotrices obtengan “certificados de demostración de conformidad de terceros”, una obligación que no es compatible con los estándares del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre ambos países.
John McNamara, embajador de Estados Unidos en Colombia, alertó que esta nueva normativa no solo afectará las importaciones de autos, sino que también tendrá consecuencias en el empleo y las ganancias para las empresas americanas. A su juicio, la medida es “arbitraria” y pone en riesgo el comercio bilateral, al imponer una normativa inspirada en los estándares europeos, en lugar de continuar con el principio de confianza que ha caracterizado el acuerdo entre ambos países.
El impacto es significativo, ya que marcas como Chevrolet y Ford, que lideran las ventas de autos en Colombia, están entre las más afectadas. Estos dos gigantes automotrices fabrican sus vehículos bajo los estándares de Estados Unidos, y actualmente representan un segmento clave en el mercado colombiano. Solo en el primer trimestre de 2025, Chevrolet y Ford sumaron más de 5,800 vehículos vendidos, con modelos como el Chevrolet Onix y la Ford Ranger destacándose.
Para evitar el colapso de las importaciones, la Asociación Nacional De Movilidad Sostenible (Andemos) propuso un período de transición de entre 18 y 24 meses, con el fin de adaptar los vehículos a las nuevas exigencias. Sin embargo, las autoridades colombianas aún no se han pronunciado sobre esta solicitud.
La situación ha generado un ambiente de incertidumbre en el sector automotor, mientras se espera que el gobierno colombiano busque una solución que equilibre las necesidades del comercio internacional con la protección de la industria local.
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