Washington retira por primera vez en 30 años la certificación antidrogas a Colombia, pero evita sanciones económicas inmediatas. El trasfondo: el pulso político entre Trump y Petro marca un nuevo capítulo en la tensa relación bilateral.
Colombia ha sido retirada oficialmente de la lista de países certificados por Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, una medida sin precedentes desde los años 90. La administración de Donald Trump anunció la descertificación este lunes, aunque otorgó una exención que evita, por ahora, el recorte de cientos de millones de dólares en ayuda internacional.
“La cooperación crítica, incluyendo en antinarcóticos, continuará”, informó el Departamento de Estado a través de su cuenta oficial en X, asegurando que la decisión responde al incumplimiento de metas en el control de drogas, pese a reconocer el “interés nacional vital” de mantener el vínculo con Bogotá.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, se adelantó a la noticia con un mensaje cargado de molestia: “Nos ‘descertifican’ después de decenas de muertes de policías, soldados y civiles tratando de impedir que les llegue la cocaína”. Su gobierno ha defendido los esfuerzos realizados, incluidas incautaciones récord de cocaína, pero estos no fueron suficientes frente al aumento del 53% en la producción, que alcanzó 2.600 toneladas en 2023, según la ONU.
La respuesta del gobierno colombiano fue inmediata. El ministro del Interior, Armando Benedetti, anunció que se suspenderán las compras de armas a EE.UU., mientras que la canciller Rosa Yolanda Villavicencio calificó la medida como una “decisión política”.
El acto de descertificación tiene un alto peso simbólico. Durante más de dos décadas, Colombia fue el socio más estrecho de EE.UU. en la región en la lucha antidrogas, gracias al “Plan Colombia” y una cooperación militar sin precedentes. Ahora, esa relación parece entrar en su momento más frágil.
Trump vs. Petro: ¿la política detrás de la descertificación?
Analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que el clima político entre Trump y Petro ha influido. Desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero, la tensión bilateral ha escalado, con amenazas mutuas de guerra comercial, llamados a consultas diplomáticas y críticas cruzadas.
Aunque la exención impide un golpe económico inmediato —que podría haber significado la pérdida de hasta el 40% de la ayuda anual, superior a los 400 millones de dólares—, el mensaje de Washington fue claro: “Los países que no paren el suministro de drogas enfrentan graves consecuencias.”
Estados Unidos no revisará su decisión hasta septiembre de 2026, cuando Petro ya no esté en el poder. El próximo gobierno colombiano tendrá el reto de reconstruir la relación con EE.UU. y recuperar la certificación, algo que podría depender de su alineación política con Trump.
¿Se rompe la alianza histórica?
Desde el fin de la guerrilla de las FARC, la relación Colombia-EE.UU. se había transformado, pero mantenía su solidez estratégica. Hoy, ese vínculo parece más frágil que nunca, en un contexto global cada vez más polarizado.
Colombia evitó el peor escenario, pero la descertificación marca un antes y un después. Y en la relación entre Washington y Bogotá, ya nada parece estar garantizado.
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