El terremoto más potente registrado en la península rusa de Kamchatka desde 1952, de magnitud 8,8, ha desatado una ola de réplicas que mantienen en vilo a la región este jueves. En apenas una hora, el Servicio Geofísico Unificado de Rusia contabilizó ocho nuevos temblores entre magnitudes 4,5 y 6,7. Sin embargo, las autoridades descartaron reactivar la alerta de tsunami al observar un descenso progresivo en la actividad sísmica.
Kamchatka, una de las zonas más sísmicas y volcánicas del mundo, no ha reportado víctimas mortales ni daños ecológicos de gran magnitud. Según Román Pukálov, de la ONG Patrulla Verde, “no hubo accidentes en las centrales nucleares japonesas” y apenas “algunos leones marinos fueron alcanzados por la caída de rocas”.
La situación también comienza a estabilizarse en el resto del Pacífico. Japón, tras ordenar evacuaciones que afectaron a más de dos millones de personas y paralizar parcialmente el tráfico aéreo y ferroviario, ha retirado por completo su alerta por tsunami. Las olas no superaron los 1,3 metros.
China, Filipinas y países del continente americano también han cancelado sus alertas. En Colombia, Perú y Chile se ha comenzado a reanudar la actividad en las zonas costeras. En Chile, aunque la alerta se redujo a precaución en algunas islas, las olas más intensas apenas alcanzaron los 70 centímetros.
Pese a la magnitud del sismo inicial y el recuerdo del devastador terremoto de 1952, el Pacífico respira con alivio: el gran tsunami temido, por ahora, no ha llegado.
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