El presidente Gustavo Petro celebra la aprobación de su reforma laboral, descarta la consulta popular… y propone una Asamblea Nacional Constituyente que reescriba las reglas del juego.
Con la aprobación de su reforma laboral por parte del Congreso, el presidente Gustavo Petro marca un hito en su agenda política y toma una nueva ruta: renuncia a la consulta popular que buscaba refrendar el proyecto en las urnas, pero lanza una nueva apuesta aún más ambiciosa: convocar una Asamblea Nacional Constituyente.
“Ya no es necesaria la consulta, el poder legislativo obedeció al soberano, que es el pueblo”, aseguró el mandatario, quien ahora propone que en las elecciones de 2026 se incluya una papeleta para que los colombianos decidan si quieren o no una nueva Constitución. “La participación del pueblo para cambiar a Colombia es necesaria”, reiteró.
El Gobierno logró que el Congreso cediera a casi todas sus exigencias en la reforma laboral: restableció derechos laborales, amplió la jornada nocturna, eliminó artículos introducidos por la oposición, y garantizó condiciones más justas para los practicantes del SENA. Pero detrás de este logro se mantuvo una constante presión política: movilizaciones ciudadanas, advertencias desde el Ejecutivo y un discurso que puso al Congreso bajo el foco público.
Ahora, con la consulta popular descartada y su reforma aprobada, Petro cambia el tablero y mantiene vivo su llamado a la movilización, esta vez en torno a una Asamblea Constituyente. Para algunos, se trata de una apuesta por profundizar la democracia. Para otros, de una estrategia electoral que podría reconfigurar el poder político en Colombia.
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