Reforma laboral sin respaldo popular, otro intento fallido de imponer por la fuerza

Lo ocurrido en el Senado es el reflejo de un gobierno desconectado de la realidad, aferrado al poder, y cada vez más incapaz de construir consensos. Gustavo Petro insiste en imponer una reforma laboral a toda costa, aun cuando ha sido evidente el rechazo desde diversos sectores sociales y políticos. Esta vez, el Congreso revive el proyecto, pero le niega la consulta popular con la que el propio Gobierno buscaba legitimar su propuesta. Una paradoja que deja en evidencia no solo la improvisación, sino la pérdida de liderazgo del presidente.

El mandatario prometió un cambio con las bases, con el pueblo. Pero lo que ha demostrado es su inclinación a tomar atajos cuando la democracia no le responde como él quiere. Petro no gobierna con acuerdos: gobierna con imposiciones, con discursos incendiarios y con la constante narrativa de “ellos contra nosotros”.

Una reforma laboral necesita estudio, diálogo, respaldo técnico y sobre todo legitimidad social. Nada de eso está presente. Lo que hay es un presidente que culpa a todos cuando no consigue lo que quiere, que estigmatiza a quienes lo cuestionan y que desconfía profundamente de las instituciones que juró respetar.

Negar el camino de la consulta, que fue inicialmente propuesto por el mismo Gobierno, es otra muestra del desorden con el que se están manejando los grandes temas del país. ¿Cómo es posible que se insista en una reforma sin el apoyo de la ciudadanía, sin consenso en el Congreso, y sin un plan claro de implementación?

El país no necesita reformas de papel ni promesas incumplidas. Colombia necesita resultados, necesita empleo real, seguridad jurídica y respeto institucional. Lo que hoy tenemos es un presidente atrapado en su propia narrativa, desconectado de las verdaderas necesidades de los colombianos, y decidido a gobernar como si el Congreso y la ciudadanía fueran un obstáculo más, no un actor fundamental de la democracia.

Mientras Petro siga pensando que gobernar es imponer, seguiremos caminando hacia el abismo de la polarización, el desgaste institucional y el fracaso de las reformas que sí necesita el país.

Por: Julián Andrés Camargo Arango


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