En un nuevo capítulo de acercamiento entre Moscú y Caracas, los presidentes Vladimir Putin y Nicolás Maduro firmaron un acuerdo de cooperación por una década que profundiza su alianza en sectores clave y desafía la influencia de Estados Unidos.
Desde el Kremlin, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, recibió este miércoles a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, para sellar un pacto de asociación estratégica que tendrá una vigencia de 10 años. El acuerdo, descrito por Moscú como un “documento sustancial y de gran peso”, busca fortalecer la colaboración bilateral en áreas como energía, transporte, sanidad, logística e industria farmacéutica.
El anuncio se da en medio del aislamiento diplomático de Rusia tras la invasión a Ucrania en 2022, que ha llevado al Kremlin a estrechar lazos con países que cuestionan el dominio del llamado “Occidente colectivo”. Venezuela, que también mantiene una relación tensa con Estados Unidos, aparece como un socio natural en esta nueva reconfiguración de alianzas globales impulsadas por Moscú.
Para Caracas, el acuerdo representa una consolidación del apoyo de un aliado clave en momentos en que continúa enfrentando sanciones internacionales, rupturas diplomáticas y acusaciones por parte de Washington. La cooperación con Rusia no solo le da respaldo político, sino que también abre posibilidades de acceso a tecnología, financiamiento y logística para sectores que han sufrido por años de restricciones externas.
Además de la firma del acuerdo, Maduro participará en los actos conmemorativos del 80 aniversario de la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, incluyendo un desfile militar este viernes. Su presencia en Moscú busca enviar un mensaje simbólico y político: Venezuela quiere mantenerse activa en el tablero geopolítico global, alineándose con potencias que buscan contrarrestar la hegemonía occidental.
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