En un giro inesperado en su política migratoria, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha propuesto conceder automáticamente la residencia permanente, conocida como ‘Green Card’, a los estudiantes extranjeros que se gradúen de universidades estadounidenses. Esta iniciativa, anunciada durante su campaña electoral, busca retener el talento internacional formado en el país y fortalecer la competitividad económica.
Durante una entrevista en el podcast ‘All-In’, Trump declaró: “Lo que quiero hacer, y lo que haré, es que si te gradúas en una universidad, creo que deberías obtener automáticamente, como parte de tu diploma, una ‘Green Card’ para poder permanecer en este país”. Esta propuesta incluye a graduados de universidades y colleges, independientemente de si completaron programas de dos o cuatro años. 
La medida tiene como objetivo evitar que profesionales altamente capacitados regresen a sus países de origen debido a restricciones migratorias, permitiéndoles contribuir al desarrollo económico y tecnológico de Estados Unidos. Trump enfatizó la importancia de retener a individuos brillantes que, de otro modo, podrían establecer empresas exitosas en naciones como India o China. 
Sin embargo, la propuesta ha generado debate, especialmente entre grupos conservadores que consideran que podría aumentar la competencia laboral y afectar los salarios de los trabajadores estadounidenses. Mark Krikorian, del Centro de Estudios de Inmigración, calificó la idea como “una propuesta descabellada” que podría inundar el mercado laboral con graduados extranjeros. 
A pesar de las críticas, la campaña de Trump ha aclarado que la medida se aplicaría únicamente a graduados altamente calificados que hayan pasado por un riguroso proceso de selección, asegurando que no se perjudicaría a los trabajadores locales. Esta iniciativa representa un cambio significativo en la postura migratoria de Trump, quien anteriormente había adoptado políticas más restrictivas en este ámbito. 
La implementación de esta propuesta requeriría la colaboración del Congreso y la modificación de las leyes migratorias actuales. De llevarse a cabo, podría transformar el panorama de la inmigración legal en Estados Unidos, facilitando la permanencia de profesionales extranjeros formados en el país y potenciando su contribución al crecimiento económico.
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