A solo una semana de las elecciones, Donald Trump ha radicalizado su discurso, centrándose en una retórica incendiaria que intensifica la polarización en Estados Unidos. Con comentarios como que los migrantes “envenenan la sangre del país” y describiendo a sus rivales como “vermines de izquierda radical”, Trump apela a su base más fiel, según analistas, pero deja de lado a votantes moderados. Kamala Harris, en cambio, intenta atraer a republicanos moderados en un esfuerzo por reducir la polarización. Este choque de estrategias coloca a Estados Unidos en un escenario electoral tenso y sin precedentes, con el impacto de este tono agresivo aún por definirse.
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