En un vehemente discurso pronunciado en el condado de Cochise, Arizona, el expresidente Donald Trump delineó su propuesta para endurecer las penas contra los inmigrantes ilegales que sean declarados culpables de delitos graves en Estados Unidos. Entre las medidas más drásticas mencionadas, Trump destacó la imposición de la pena de muerte para quienes se involucren en actividades como el tráfico sexual de menores y mujeres.
Durante su alocución, Trump se comprometió a establecer sentencias mínimas obligatorias de 10 años para aquellos condenados por tráfico de personas y una cadena perpetua automática para los implicados en tráfico infantil. “No habrá tolerancia para aquellos que se aprovechen de los más vulnerables,” subrayó el exmandatario, quien además prometió aplicar la pena capital a los grandes narcotraficantes y a aquellos que atenten contra la vida de agentes de la ley, como policías y oficiales de ICE.
La conferencia, que tuvo lugar a escasos metros de la frontera con México, estuvo marcada por un fuerte contraste visual entre el tramo del muro fronterizo construido durante su administración y la inacción que, según Trump, caracteriza a su oponente demócrata, Kamala Harris.
“Mientras mi administración levantaba un muro para proteger a nuestra nación, el gobierno actual ha permitido que millones de inmigrantes ilegales, muchos de ellos peligrosos criminales, ingresen sin control alguno,” afirmó Trump, quien arremetió duramente contra la vicepresidenta, calificándola de “marxista de fronteras abiertas”.
Acompañado por madres que han perdido a sus hijos a manos de inmigrantes ilegales, el jefe de policía del condado y el presidente del sindicato de la Patrulla Fronteriza, Trump enfatizó la urgencia de reforzar la seguridad fronteriza para evitar que más criminales entren al país. “No podemos permitir que continúe esta avalancha de terroristas y delincuentes. Es hora de hacer a Estados Unidos seguro nuevamente,” concluyó.
Este anuncio marca una escalada significativa en el tono y las políticas propuestas por Trump en su intento de regresar a la Casa Blanca, posicionándose como el candidato de la ley y el orden ante una situación que él describe como una crisis de seguridad nacional sin precedentes.
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