El 11 de septiembre de 2024 se conmemoran 23 años del atentado terrorista más devastador en la historia de Estados Unidos, que dejó cerca de 3,000 muertos y una cicatriz imborrable en la nación y el mundo. A pesar de los esfuerzos judiciales, la justicia completa aún no se ha alcanzado.
El 11 de septiembre de 2001, un grupo de 19 terroristas de Al-Qaeda, liderados por Osama bin Laden, secuestraron cuatro aviones comerciales. Dos de ellos fueron estrellados contra las Torres Gemelas en Nueva York, uno impactó el Pentágono en Washington, y el cuarto se estrelló en Pensilvania gracias a la intervención heroica de los pasajeros. El ataque resultó en la muerte de 2,977 personas y más de 6,000 heridos.
La respuesta de Estados Unidos fue inmediata, lanzando la “Guerra contra el Terrorismo” con intervenciones en Afganistán e Irak. Bin Laden fue abatido en 2011, pero el juicio de otros responsables, como Khalid Sheikh Mohammed, detenido en Guantánamo, sigue sin concluir debido a obstáculos legales y cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso.
El 11-S no solo transformó la política de seguridad estadounidense, sino que también marcó un punto de inflexión en las relaciones internacionales y el manejo del terrorismo global. La tragedia dejó secuelas en miles de personas que aún sufren problemas de salud por la exposición al polvo tóxico durante el colapso de las torres.
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